«Martín y su mujer, Ana, que nos ha acompañado en todo momento, son dos maestros de verdad. Martín sabe respetar los tiempos de cada uno, no invade, sabe escuchar, y deja que cada uno sea protagonista de su propia evolución. Como los buenos maestros, no genera dependencias ni apegos, te invita a volar!! Y volar es lo que hemos hecho, volar muy alto!! Gracias Martín, gracias, Ana, hasta siempre»
R. B. (Periodista)